Ortodoncia invisible: la técnica “invisalign”
Quien ha llevado los famosos “brackets” lo sabe: la ortodoncia es molesta, poco discreta y, para muchas personas, antiestética. Sin embargo, en el campo de la salud dental también se innova y, por ello, la ortodoncia invisible es la alternativa a la tradicional. Esta ortodoncia está indicada para aquellos pacientes que valoran su estética dental y, aunque su coste es más elevado, los resultados son exitosos. Si quieres saber más sobre este tratamiento, sigue leyendo.
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¿Cómo funciona la ortodoncia invisible?
La ortodoncia invisible es la alternativa a la ortodoncia convencional y, aunque su función es la misma, hay una diferencia primordial: la ortodoncia invisible es mucho más discreta dado que los retenedores son transparentes y encajan a la perfección con la dimensión de los dientes.
Las funciones de la ortodoncia son muy diversas: desde tratar problemas de apiñamiento y diastemas hasta defectos en la mordida, entre otros.
Para optar a una ortodoncia, primero hay que acudir a una revisión con el dentista, que valorará qué tratamiento le conviene al paciente. Una vez realizado el estudio, se toman las medidas de la boca y, mediante un software 3D, se toman crea el tratamiento virtual, planeando el movimiento de cada diente desde su posición actual a la posición deseada.
A continuación, se confeccionan los alineadores hechos a medida. Estos tienen que modificarse cada dos semanas aproximadamente, en paralelo al enderezamiento progresivo de los dientes. El tratamiento tiene una duración aproximada de 9 a 18 meses, aunque puede alargarse. La ortodoncia invisible recibe el nombre de técnica Invisalign.
Ventajas de la ortodoncia invisible frente a los “brackets” tradicionales
Comparada con la ortodoncia metálica, la ortodoncia invisible presenta ventajas muy claras: es transparente e invisible a simple vista. Sin embargo, presenta otros muchos beneficios que debemos valorar.
En lo que respecta a la tecnología empleada para este tratamiento, la tecnología 3D permite adaptar la férula a la dentadura del paciente, y adaptarla a medida que avanza el tratamiento.
Dado que los alineadores están perfectamente encajados con la dentadura, es mucho más cómoda de llevar, ya que el movimiento de los dientes se produce de forma más suave. La presencia de la férula no es tan notable en comparación a llevar barras metálicas en la boca, ya que a veces se suelen enganchar en la piel interior de los labios, produciendo llagas y pequeñas heridas. Por ello, el proceso de adaptación a este tratamiento también es mucho más rápido.
Por otro lado, los alineadores son removibles. Se tienen que retirar para comer para no dañarlos. Dado que también se tienen que retirar para cepillar los dientes, es mucho más fácil mantener una buena higiene bucodental. Además, la ortodoncia invisible también contribuye a prevenir manchas dentales, caries y gingivitis. Sin embargo, cabe destacar que, al ser removible, existe el peligro de que el paciente se olvide de volver a colocar la férula, retrasando los resultados del tratamiento. Asimismo, los pacientes que también presentan bruxismo pueden acelerar el desgaste de la férula.