Rellenos faciales: qué son, beneficios y tipos más frecuentes
Los rellenos faciales se incluyen dentro de los tratamientos estéticos para el rejuvenecimiento y mejora de la apariencia de la piel del rostro. Y es que, debido a la creciente preocupación por el aspecto y el físico, los rellenos faciales se han convertido en uno de los tratamientos con mayor éxito en las clínicas de estética. Por ello, aquí te explicamos qué son, qué beneficios aportan y qué usos y características tienen los diferentes tipos de rellenos para el rostro. ¡Toma nota!
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Índice de contenidos
¿Qué son los rellenos faciales?
Como hemos mencionado, los rellenos faciales se engloban dentro de los tratamientos estéticos no invasivos para el rostro. Consiste en realizar microinyecciones de varias sustancias para mejorar el aspecto de la piel y, sin duda, el éxito de estos rellenos dérmicos se debe a :
- Resultados al instante.
- No hay necesidad de pasar por quirófano.
- No suelen tener efectos secundarios.
Asimismo, y como veremos más adelante, los rellenos faciales están compuestos por sustancias biocompatibles, anulando así posibles reacciones alérgicas. De hecho, a diferencia de la toxina botulínica o botox, las sustancias que se infiltran suelen ser el ácido hialurónico, el fosfato tricálcico, el colágeno e incluso la grasa corporal.
¿Qué beneficios aportan los rellenos faciales?
El éxito de los rellenos faciales no solo se debe a la comodidad del tratamiento en sí, sino también a los resultados que ofrecen, que son:
- Rejuvenecimiento del rostro.
- Luminosidad, elasticidad y mejora de la textura de la piel.
- Eliminación de arrugas y líneas de expresión, así como de la flacidez.
- Reducción de cicatrices.
- Relleno de pómulos y mejillas.
Cabe destacar que, los efectos de estas sustancias son duraderos pero no permanentes, por lo que se recomienda someterse a este tratamiento al menos una vez al año (dependiendo del caso).
4 tipos de rellenos faciales más frecuentes
Hoy en día disponemos de una gran variedad de tratamientos estéticos para el rostro, tanto invasivos como no invasivos. En el caso de los rellenos dérmicos, los más aplicados en las clínicas de estética son:
Ácido hialurónico
El ácido hialurónico se caracteriza por su poder hidratante y de regeneración de la piel, lo que hace que se haya convertido en uno de los tratamientos más solicitados actualmente, tanto para tratamientos cosméticos como anti-edad.
Esta sustancia se infiltra a través de microinyecciones y tiene un efecto inmediato en la zona tratada, que suelen ser los labios. Sin embargo, con el paso del tiempo, el ácido disminuye hasta dejar la piel en su estado natural.
Hidroxiapatita cálcica
La función principal de este relleno es tratar las arrugas, contornear la mandíbula y disimular los pliegues más profundos. La hidroxiapatita cálcica destaca por ser biocompatible y biodegradable, adaptándose a las necesidades cambiantes de la piel. De hecho, su composición es idéntica a los minerales de los huesos y los dientes.
Su aplicación consiste en:
- Poner crema anestésica a la zona a tratar.
- Inyectar la sustancia con una aguja muy fina para rellenar la zona deseada.
- Masajear el área para repartir el componente aplicado.
Al cabo de unos cuatro meses se alcanza el resultado óptimo y su efecto dura dos años aproximadamente.
Injerto de grasa
El injerto de grasa se emplea para añadir volumen en ciertas zonas del rostro sin tener que utilizar rellenos artificiales. Su principal característica es que la grasa que se emplea se obtiene del propio paciente, reduciendo considerablemente el riesgo de reacciones adversas o de rechazo.
Normalmente, la grasa se extrae a través de una cánula pequeña, para no dejar ninguna cicatriz visible, y de zonas donde se haya un exceso, como suele ser el abdomen. En este caso, el tiempo de recuperación es más prolongado en comparación con otros tipos.
Ácido poliláctico
Finalmente encontramos el ácido poliláctico, que se utiliza para devolver el volumen facial perdido por el envejecimiento o a causa de alguna enfermedad. A través de esta sustancia se estimulan las células para que fabriquen colágeno, logrando una mayor elasticidad e hidratación de la piel.
El tratamiento consiste en:
- 30 minutos antes de aplicarlo, se debe mantener en agua bidestilada y dejarlo reposar.
- Pasado este tiempo, se inyecta el ácido en las zonas deseadas y se aplica presión para diseminar el producto.
- Al terminar, se coloca frío local en el área rellenada.
Normalmente, se necesitan dos o tres sesiones para conseguir los resultados óptimos y los efectos duran hasta dos años.
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