Guía sobre los tipos de fármacos según su formato, administración y uso habitual
Gracias a los avances tecnológicos y científicos, la esperanza de vida de la humanidad se ha alargado. Hoy en día tenemos a nuestra disposición diferentes tipos de fármacos, cada uno de ellos específicos para una dolencia, patología o trastorno. Así pues, podemos encontrar medicamentos que van desde cortar la tos hasta aliviar el dolor de cabeza o bajar la fiebre. Ahora bien, la lista de medicamentos es infinita, por lo que en este post vamos a clasificarlos según su vía de administración y su uso y efectos. Así pues, como futuro especialista de la industria farmacéutica, te recomendamos que sigas leyendo para que sepas diferenciarlos. Toma nota.
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Índice de contenidos
¿Cuántos tipos de fármacos hay?
De primeras debes saber que un fármaco es un compuesto químico formado por uno o varios principios activos, que realizan la acción en el organismo, y excipientes, que facilitan la administración del principio activo.
Independientemente de si son con o sin receta médica, debido al amplio abanico de fármacos desarrollados existen diferentes formas de clasificarlos. Por ejemplo, la OMS utiliza el código ATC (atómico, terapéutico, químico), mientras que otros se guían por la fórmula galénica, la vía de administración o por sus efectos, como veremos a continuación.
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Tipos de fármacos según su formato
Como hemos mencionado, los fármacos se pueden clasificar según su fórmula galénica, es decir, según su formato. Los principales son:
- Sólido: cápsulas o sobres.
- Semisólidos: cremas o pomadas.
- Líquidos: jarabes o gotas.
- Gaseosos: aerosoles.
Tipos de fármacos según su vía de administración
Según la forma de administrarse, es decir, cómo tomamos los fármacos, encontramos diferentes tipos, siendo los principales:
- Orales: comprimidos.
- Tópicos: pomadas.
- Óticos: gotas para los ojos.
- Intravenosos o intramusculares: viales.
- Intradérmicos: insulina.
- Rectales o vaginales: supositorios u óvulos.
Tipos de fármacos según su uso y efectos
Esta es la clasificación más útil y habitual para las personas de a pie. Así pues, veamos cómo se clasifican los medicamentos según su uso y efecto:
Analgésicos
Los analgésicos sirven para aliviar el dolor físico y encontramos dos grandes tipos:
- Opiáceos. Tienen un efecto más potente, por lo que se requiere receta médica y pueden generar dependencia. La morfina es un analgésico opiáceo.
- No opiáceos. Dentro de estos encontramos los Antiinflamatorios No Esteroides (AINE), el ibuprofeno o el paracetamol.
Antiácidos y antiulcerosos
Este tipo de fármacos disminuyen las secreciones del estómago, por lo que sirven para disminuir la acidez de estómago y prevenir la aparición de úlceras. El omeprazol es uno de los fármacos más conocidos dentro de este grupo.
Ahora bien, lo que solucionan por un lado, pueden afectar por otro, pues entre sus efectos secundarios pueden desequilibrar el tránsito intestinal, ya sea provocando descomposición o estreñimiento.
Antialérgicos
Si tienes alergia al polen seguramente te hayan recetado algún antialérgico, siendo los antihistamínicos los más comunes. Los antialérgicos sirven para minimizar los efectos negativos de las reacciones alérgicas de todo tipo o la hipersensibilidad. Entre sus efectos secundarios destacan la somnolencia, la fatiga o las cefaleas.
Antidiarreicos
Como su nombre indica, este tipo de fármaco pretende cortar y aliviar la descomposición. Concretamente, inhiben la motilidad del intestino para que retenga los nutrientes y las heces tengan más consistencia y volumen.
Laxantes
A diferencia de los anteriores, los laxantes se recetan en aquellas personas que tienen problemas de estreñimiento, ya sea por un aumento del movimiento intestinal o por lubricación.
Su consumo debe ser moderado y de apoyo, pues su uso prolongado hace que el intestino se acostumbre a no trabajar correctamente, afectando la absorción de nutrientes.
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Antiinflamatorios
Estos medicamentos sirven para reducir la inflamación, así como la fiebre y el dolor, de ahí que tengan algo de efecto analgésico. Dentro de este grupo encontramos los AINES, siendo el ibuprofeno el más conocido.
Antiinfecciosos
Sirven para combatir las infecciones y según el agente que provoca la infección se pueden diferenciar:
- Antibióticos (bacterias).
- Antifúngicos (hongos).
- Antivirales (virus).
- Antiparásitos (parásitos).
En ningún de los casos, la automedicación no está aconsejada, de ahí que este tipo de fármacos se dispensen con receta médica. Además, un abuso de antibióticos, por ejemplo, puede generar resistencia a la bacteria a la que se quiere atacar.
Antipiréticos
Estos fármacos sirven para reducir la temperatura corporal, como el paracetamol y el ibuprofeno, que también se incluyen como antiinflamatorios y analgésicos. Se recomienda consumirlos habiendo comido, pues suelen causar dolor y problemas digestivos con el estómago vacío.
Mucolíticos
Cuando estamos enfermos suelen recetarnos mucolíticos, ya que ayudan a deshacer la mucosidad y poder respirar mejor. El Flumil o el Mucosan son algunos de los mucolíticos más conocidos.
Antitusivos
Finalmente, los antitusivos sirven para reducir la tos que no libera mucosidad (no productiva). La codeína es uno de los mucolíticos más recetados, pero su abuso puede causar adicción.