Pasos para hacer fruta deshidratada en casa
La fruta deshidratada es un snack sabroso y mucho más saludable que los típicos aperitivos dulces, bollería industrial o golosinas. Sin embargo, muchas personas desconocen dónde comprarla, cómo prepararla en casa y los beneficios que esta tiene. Hoy os explicaremos cómo hacer fruta deshidratada en casa y por qué es una opción saludable para picar entre horas o añadir a tus ensaladas y postres. ¡Sigue leyendo y no te pierdas ni un detalle!
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Índice de contenidos
¿Qué beneficios tiene la fruta deshidratada?
La fruta deshidratada tiene numerosas propiedades, ya que conserva gran parte de las vitaminas y nutrientes de la fruta en sí. Es un aperitivo poco valorado y está relegado a las ensaladas y a los postres. ¡Queremos cambiar eso! La fruta deshidratada es un snack saludable y que, además, puedes preparar en casa sin mucha complicación. Los beneficios de la fruta deshidratada son numerosos.
- La fruta deshidratada aporta mucha energía ya que tiene una alta concentración de azúcares, dependiendo de la fruta en cuestión. Por ejemplo, las uvas pasas, los higos secos y las ciruelas son las frutas con mayor porcentaje de azúcar por cada cien gramos.
- Tienen micronutrientes, tales como potasio, calcio, magnesio, vitaminas A y E, vitaminas B1, B2, B3, etc. Además, los micronutrientes se encuentran mucho más concentrados que en las frutas frescas. Son muy antoxidantes. Por otro lado, ayudan a prevenir la anemia; y, por si fuera poco, son aptas para diabéticos, siempre y cuando se trate de una dosis racional.
- Tienen un alto contenido en fibra. Gracias a este nutriente, es un aperitivo saciante y que ayudará a nuestro tránsito intestinal. Si se consumen de forma habitual, pueden ser un buen laxante.
Cómo hacer fruta deshidratada en casa
Para hacer fruta deshidrata en casa tienes varias opciones. Puedes comprar un deshidratador o bien puedes utilizar el horno. Nosotros vamos a centrarnos en el segundo caso: el horno de casa.
El primer paso es escoger la fruta que quieres deshidratar. Las más comunes son la manzana, los higos, las ciruelas o los plátanos. Si quieres variar un poco, también puedes probar con peras, kiwis, mangos e, incluso, cáscaras de cítrico. Asegúrate de que no estén muy maduras ni tengan magulladuras.
El segundo paso es cortar las frutas en rebanadas o en cubos. Recuerda que antes de cortar las frutas tienes que lavarlas bien. En cuanto a las cerezas, manzanas, peras u otras frutas con hueso, ábrelas por la mitad y quita el corazón. Procura que los trozos sean todos del mismo tamaño para que se sequen a la vez.
Secado al sol
El secado al sol es la forma más ecológica con la que puedes deshidratar las frutas. Sin embargo, únicamente funciona en aquellos entornos que tienen un clima con temperaturas superiores a los 40ºC. Es un proceso lento, y el clima debe acompañar en todo momento.
Si escoges esta opción, esparce las rebanadas de fruta sobre una bandeja y ponlas directamente en el sol. Tienes que voltear las frutas una vez al día para que se sequen uniformemente. Durante la noche, es mejor que guardes la bandeja.
Secado al horno
Esta opción es menos ecológica y puede que consuma mucha energía durante el proceso. Únicamente tienes que poner el horno a 60ºC y colocar las bandejas con la fruta dentro. Importante: deja la puerta del horno un poco abierta para que pueda salir el vapor; y, sobretodo, recuerda voltear la fruta para que se seque bien por todos los lados.
Para comprobar el estado de la fruta, esta tiene que estar seca y flexible, pero no frágil. Córtala por la mitad para comprobar si aún tiene restos de humedad. Si es el caso, necesitará un poco más de tiempo.