Todo sobre el Método BLW o Baby-Led-Weaning
Los pediatras lo aconsejan y cada vez son más las madres y los padres que se suman al método BLW, también llamado Baby-Led-Weaning. El método BLW es una técnica de alimentación para bebés a partir de seis meses. En el post de hoy hablaremos sobre este tipo de alimentación y sus beneficios.
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¿Qué es el Método BLW o Baby-Led-Weaning?
Los pediatras recomiendan que, a partir de los seis meses de edad, se complemente la lactancia materna con la introducción de los primeros alimentos sólidos. Hay diversas teorías acerca de cómo iniciar la alimentación complementaria y una de ellas es el método BLW o Baby-Led-Weaning. Este método propone que sean los más pequeños quienes descubran los alimentos en pequeños trozos y no en formato puré. Además, otra de las claves es que coman dichos alimentos con las manos.
El método Baby-Led-Weaning fue diseñado por Gill Rapley, nutricionista. Esta técnica se originó en los Estados Unidos y, poco a poco, ha ido ganando popularidad en Europa. En concreto, suele tener mucho éxito entre aquellos padres y madres que deciden adoptar una crianza natural para sus hijos e hijas.
A parte de fomentar la autonomía del bebé, también se promueve un adecuado desarrollo neurológico, neuromuscular y cognitivo. Al estimular la masticación desde bien pequeños, las probabilidades de que el niño o niña necesite ortodoncia disminuyen. Por otro lado, también permite que el bebé no se acostumbre a masticar siempre con el mismo lado de la boca.
Claves de la alimentación complementaria
- La alimentación complementaria se adapta al desarrollo de cada niño o niña. No todos los bebés tienen el mismo ritmo, y eso hay que tenerlo en cuenta.
- Siempre y cuando la alimentación sea equilibrada, es una buena opción. Por ejemplo, respeta la cultura de la familia en caso que sean vegetarianos o veganos.
- El niño o niña se sienta en la mesa a comer con el resto de la familia. Fomenta la participación de los miembros de la familia en el acto social de comer.
- El bebé aprende a alimentarse por sí mismo desde el principio. Empieza comiendo con las manos y, más adelante, con los cubiertos.
- El bebé aprende síntomas fisiológicos que tienen que ver con la comida, tales como la sensación de hambre o la sensación de saciedad.
- Desarrolla y mejora habilidades motoras como la masticación y el acto de engullir. Las papillas y los purés no requieren que el bebé mueva los dientes y, por ende, no los ejercita. Al crear estímulos desde bien pequeños, sus maxilares crecerán más. Además, los estímulos que se necesitan para que la boca se desarrolle bien son estímulos simétricos. Hay que utilizar ambos lados de la boca para masticar.
Algunas de las preocupaciones más habituales tienen que ver con si el bebé se atraganta. Para evitar este posible caso, es importante que siempre haya un adulto acompañándole. También es importante que los alimentos tengan la textura adecuada para cada edad. Para saber cómo proceder, siempre hay que consultar al pediatra. Cabe recalcar, por otro lado, que la leche materna es el alimento primordial en el primer año de vida del bebé. Salvo casos justificados, no hay que sustituir la lactancia materna.