¿Qué hace un gerontólogo y cómo convertirte en uno?

Gerontólogo es una palabra que quizás has escuchado, pero que todavía no tienes del todo clara. Pues bien, te avisamos desde ya: si te interesa la salud, el bienestar y el futuro de una sociedad cada vez más longeva, presta atención porque este profesional está revolucionando la forma de acompañar a las personas mayores. Vamos a descubrir qué hace, qué enfermedades trata, qué lo diferencia de un geriatra y cómo puedes formarte para convertirte en uno.

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¿Qué es lo que hace un gerontólogo?

Un gerontólogo es un profesional especializado en el estudio del envejecimiento desde una perspectiva integral: biológica, psicológica y social. Su misión no se limita únicamente a comprender los cambios físicos asociados a la edad, sino también a analizar cómo estos impactan en la mente, las emociones, las relaciones familiares y la vida en comunidad. Más allá de lo clínico, el gerontólogo se ocupa de evaluar y diseñar estrategias que permitan a las personas mayores vivir con mayor calidad, autonomía y satisfacción.

Además, este profesional trabaja en diversos ámbitos: centros de día, residencias, servicios sociales, instituciones sanitarias, investigación y programas públicos de atención a la tercera edad. No se centra en “curar”, sino en prevenir, acompañar y planificar intervenciones que mejoren el bienestar global del adulto mayor. En otras palabras, el gerontólogo es quien conecta ciencia, humanidad y experiencia vital para que envejecer deje de ser un problema y se convierta en una nueva etapa llena de oportunidades.

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¿Qué enfermedades trata el gerontólogo?

El gerontólogo no es un médico, por lo que no se dedica a diagnosticar ni prescribir tratamientos clínicos. Sin embargo, sí trabaja con las consecuencias físicas, cognitivas, emocionales y sociales de diversas patologías asociadas al envejecimiento, elaborando planes de intervención, prevención y acompañamiento que facilitan la vida diaria del adulto mayor.

Entre las patologías más comunes en las que interviene se encuentran:

• Enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer y Parkinson.
• Demencias y deterioro cognitivo.
• Depresión y trastornos emocionales asociados al envejecimiento.
• Enfermedades cardiovasculares.
• Osteoporosis y problemas de movilidad.
• Trastornos sensoriales como pérdida auditiva o visual.
• Enfermedades crónicas como diabetes o artritis.

¿Cuál es la diferencia entre geriatría y gerontología?

Es común confundir ambos conceptos, pero no son lo mismo. La geriatría es una especialidad médica. Esto quiere decir que un geriatra es un doctor que diagnostica, trata y controla las enfermedades propias de la tercera edad. Se centra en el aspecto clínico, en los síntomas y en la evolución de las patologías que afectan a las personas mayores. Su rol está enfocado a la intervención médica directa.

Por su parte, la gerontología tiene un enfoque mucho más amplio. El gerontólogo no solo se interesa por la salud física, sino también por la parte psicológica, social, emocional y ambiental del envejecimiento. Estudia cómo envejecen las personas y qué factores intervienen en el proceso, desde las relaciones sociales hasta el estilo de vida. Así, mientras el geriatra trata enfermedades, el gerontólogo trabaja para que esas enfermedades aparezcan lo más tarde posible, y cuando lo hacen, su impacto sea menor.

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¿Qué hay que estudiar para ser gerontólogo?

Para convertirte en gerontólogo necesitas formación especializada en envejecimiento, atención a personas mayores y comprensión de las necesidades físicas, emocionales y sociales propias de esta etapa. Existen diferentes vías para llegar hasta ahí, pero todas requieren adquirir conocimientos sólidos en anatomía, psicología, cuidados, prevención y acompañamiento integral del adulto mayor.

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