Llenemos las aulas de inteligencia emocional
La inteligencia emocional es un aspecto muy necesario y poco tratado en la vida de cada individuo. A partir del momento que se inicia nuestro aprendizaje como seres humanos, absorbemos todo tipo de información. En casa, nuestros padres nos educan en normas de comportamiento y obediencia; en la escuela, nos enseñan sobre naturaleza, matemáticas, idiomas, y mil cosas más. ¿Pero quien nos enseña a identificar y gestionar nuestras emocionales?
Muchas de las dificultades emocionales que una persona presenta en la edad adulta se deben a una mala gestión de estas cuando son infantes. Enseñar a los pequeños a entender su mente les ayudará en un futuro a gestionar las dificultades que surjan en su día a día. Así mismo, facilitará la resolución de cualquier tipo de conflicto y mejorarán sus relaciones interpersonales.
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La importancia de educar las emociones
Salovey y Mayer, pioneros en inteligencia emocional, definieron el concepto como la habilidad para percibir y valorar con exactitud la emoción; la habilidad para acceder y/o generar sentimientos cuando estos facilitan el pensamiento; la habilidad para comprender la emoción y el conocimiento emocional y, finalmente, la habilidad para regular las emociones que promueven el crecimiento emocional e intelectual.
De nada sirve que una persona tenga mil conocimientos sobre el mundo si, al final, se desconoce a sí misma. De la misma forma, es inútil que su formación académica sea lo más completa posible si después no sabe cuál es su propósito en la vida o su lugar en el mundo.
Si una persona ve frenados todos sus deseos y aspiraciones porque sus inseguridades y miedos le impiden avanzar, ¿qué sentido tiene pasar prácticamente un cuarto de vida entero únicamente estudiando?
La vida está compuesta por muchos momentos, algunos de ellos negativos, otros positivos. Es importante aprender a gestionar las malas vivencias y aprender de ellas. Así mismo, debemos aprender a no dejarnos llevar por una euforia descontrolada. El equilibrio emocional es un factor indispensable para progresar y salir adelante en el ámbito profesional y personal.
Beneficios de la inteligencia emocional
La infancia es una de las etapas más importantes de nuestra vida. Es en este momento donde empezamos a desarrollar nuestra personalidad y habilidades sociales y profesionales. Desarrollar la inteligencia emocional desde los primeros años es indispensable para que cada persona tome consciencia tanto de sus emociones como las de las personas que le rodean.
Debe haber alguien que esté capacitado para formar a individuos socialmente y emocionalmente competentes, enseñando a hacer frente a riesgos, incertidumbres y todo tipo de inquietudes. El objetivo es formar personas con pensamientos y mentalidades abiertas y flexibles, capaces de adaptarse a los cambios y aceptar novedades. Así mismo, el desarrollo de un comportamiento y/o pensamiento creativo es muy importante a la hora de definir la personalidad de cada individuo.
Entre los beneficios de educar en inteligencia emocional encontramos que se mejora la empatía de cada individuo y la diversidad se aprecia en mayor grado. Además, tenemos mayor facilidad para adaptarnos al entorno que nos rodea. Relacionado con el carácter personal, ayuda al individuo a conocer sus puntos fuertes y débiles, a gestionar las inseguridades y combatir la baja autoestima.
Ayudar a los pequeños a identificar y controlar sus emociones evita o disminuye en gran parte el fracaso escolar, que suele estar relacionado con una mala situación social y/o familiar y un mal estado anímico.
Trabajar la inteligencia emocional nos dota de seguridad y mejora tanto nuestra vida laboral y académica como nuestras relaciones interpersonales, gracias a que aprendemos a comunicar cómo nos sentimos y a controlar dichas emociones sin herir a otra persona.