Validación emocional y bienestar psicológico: ¿cómo se relacionan?
Mediante la validación emocional, las personas expresan aceptación hacia las emociones de otra persona. Es un proceso de aprendizaje constante y de empatía, ya que no siempre se puede comprender una emoción o un pensamiento a la primera. Si alguna vez has explicado un problema a un amigo y te ha respondido con un “no es para tanto” o “parece que estás exagerando”, te están invalidando emocionalmente. En este blog vamos a hablar acerca de las emociones y de los beneficios de la validación. Además, te vamos a dar varios consejos para mejorar la validación de las emociones.
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Índice de contenidos
¿Qué es la validación emocional?
La validación emocional es un proceso mediante el cual un individuo acepta su propia experiencia emocional o la de otra persona, sin restarle importancia ni negar su contexto. Se trata de no juzgar ni intentar solucionar el conflicto que se presenta, sino entender que está bien experimentar emociones positivas y negativas. Se utiliza en la psicología como método para permitir que el paciente exprese sus sentimientos con libertad. La terapia dialéctico-conductual (DBT) ha incluido la validación emocional como una de sus principales estrategias. El terapeuta tiene que ser capaz de comunicar al paciente que su reacción emocional tiene sentido y es comprensible dentro de su experiencia vivida pasada o actual.
Validar no significa estar de acuerdo con la reacción emocional de la persona. Tampoco significa que haya que buscar la lógica a dicha reacción o a los pensamientos que la han desencadenado. Se trata de entender que, dada la experiencia vivida, es natural que se experimenten determinadas sensaciones. La validación nos ayuda a entender y a aceptar que lo que estamos sintiendo o lo que sienten los demás es “normal”. Si aprendemos a validar nuestras emociones también aprenderemos a validar las de los demás, y viceversa.
Las personas que tienen dificultades para validar sus emociones también suelen tener problemas para gestionarlas. Probablemente ocurre porque durante la infancia no les ayudaron a reconocerlas, no las validaron e, incluso, les juzgaron por ellas. También se puede dar el caso de que, al glorificar emociones positivas como la alegría, se evite hablar acerca de emociones negativas que realmente todos experimentamos: tristeza, ira, decepción, etcétera.
¿Cómo validar las emociones?
Aprender a validar emociones puede no ser fácil para muchas personas. Es un proceso de aprendizaje complejo, que implica una profunda aceptación de las emociones de uno mismo y de otra persona; sin juzgar, sin intentar cambiar lo que se está sintiendo en ese momento.
Existen varias formas de validar. En el caso de validar las emociones de otra persona, es tan fácil como escuchar con atención cuando alguien nos explica cómo se siente. De esta manera, demostramos que nos importan sus sentimientos y que estamos a su lado para acompañarle, no para juzgarle. También hay que evitar emitir juicios de valor ni hacer comentarios que puedan ofender a la otra persona en cierto modo, o que corten su discurso cuando está hablando.
- Poner en marcha la empatía.
- Aceptar las emociones que se están sintiendo en ese momento.
- Comunicar que esas emociones son importantes, sin juzgar, otorgando sentido y coherencia a la reacción emocional.
En caso de tener que validar tus emociones y no ser capaz, es mejor que acudas a un profesional de la psicología que te guíe y te ayude a identificarlas y a entender que es natural sentirse bien y mal. El psicólogo o terapeuta te acompañará durante el proceso de aceptación. Además, te facilitará una serie de técnicas y habilidades que se ajusten a tus necesidades.
Beneficios de la validación
Reconocer las emociones, ponerles nombre y aceptar lo que estamos sintiendo nos permite tomar consciencia de la experiencia vivida. Al ser conscientes de nuestro contexto personal, somos capaces de gestionar mejor nuestras emociones y, por lo tanto, nuestro bienestar psicológico también mejora.
La validación fomenta la confianza entre dos o más personas y, además, permite crear un vínculo de intimidad empatía. Por otro lado, es una buena práctica para desarrollar la empatía por uno mismo y por los demás.
Las estrategias de validación emocional que un psicólogo o terapeuta ponen en práctica tienen los siguientes beneficios:
- Permite la expresión emocional del paciente a través de la escucha y la validación de sus emociones, sin juzgar.
- Enseña habilidades para reconocer las emociones y ponerles nombre. Además, enseña al paciente a observar lo que está experimentando y a identificar el origen de la reacción emocional.
- Si el paciente no es capaz de reconocer sus emociones, el terapeuta le proporcionará herramientas para ayudarle en este proceso.
- El psicólogo o terapeuta comunica al paciente que sus emociones son válidas y que tienen sentido y concordancia con la experiencia vivida. Si no es el caso, le proporcionará las herramientas necesarias para reconducir sus pensamientos.
¿Cuáles son las consecuencias de la invalidación de emociones?
La invalidación de las emociones se lleva a cabo haciendo juicios de valor, ignorando, criticando, patologizando y trivializando la realidad de quien se está expresando. Esta genera frustración, culpa e inseguridad, y provoca que la persona sienta que lo que le sucede se debe a fallos en su persona.
Además, un ambiente invalidante provoca que las emociones negativas se banalicen y se atribuyan a aspectos negativos; tales como la falta de motivación, la “vagancia”, la falta de disciplina y el fracaso. Contrariamente, las emociones fuertes se atribuyen a la impulsividad y a la falta de juicio o reflexión. La invalidación prolongada puede llegar a causar problemas psicológicos, trastorno de ansiedad generalizada o depresivo y falta de autoestima, entre otros.
Muchas veces nos invalidamos a nosotros mismos, rechazamos nuestras emociones negativas e intentamos esconderlas para no hacer frente a ese sentimiento que nos daña. Sin embargo, evitarlas traerá consigo más malestar a la larga. Es importante entender que las emociones negativas también existen y son válidas. Una vez hayamos conseguido aceptarlas como parte de nuestro ser, seremos capaz de gestionarlas.
Los efectos de la validación emocional en niños y niñas
Es muy importante que los padres, madres, tutores y profesores se impliquen en la validación emocional de los más pequeños. Los niños y niñas necesitan sentirse acompañados. Necesitan que sus emociones, positivas y negativas, sean aceptadas por las personas de su entorno. Cuando una persona niega que un niño se sienta triste o enfadado, está invalidando sus emociones y, por lo tanto, está negando su realidad. Si la invalidación persiste a lo largo del tiempo, el niño crecerá sin la capacidad de identificar sus emociones y poder gestionarlas. Además, su empatía por los demás también se verá mermada, y no será capaz de validar las emociones de otras personas.