Recaída en adicciones: cómo afrontarla sin rendirse
La lucha contra las adicciones no es una línea recta. Es normal que, en algún momento del proceso, aparezca una recaída. Aunque puede ser frustrante y dolorosa, la recaída en adicciones no significa que todo el esfuerzo haya sido en vano. Al contrario, puede ser una oportunidad para reforzar el compromiso con la recuperación. Si estás pasando por esto, o conoces a alguien que lo está, sigue leyendo. Vamos a ayudarte a entender qué está pasando y como manejarlo.
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¿Por qué un adicto vuelve a recaer?
Una recaída no ocurre de la noche a la mañana. Generalmente, es el resultado de una serie de factores que se van acumulando, tanto emocionales como contextuales. El estrés, la presión social, la falta de apoyo o incluso una falsa sensación de “ya estoy curado/a” pueden abrir la puerta al consumo nuevamente. Es importante entender que el/la adicto/a no elige conscientemente recaer como si fuera una decisión lógica; muchas veces, es una forma de escapar del malestar que no ha sabido gestionar de otra manera.
Además, el cerebro de una persona con adicción cambia. Las sustancias alteran los circuitos de recompensa, autocontrol y tomo de decisiones. Aunque una persona lleve meses o incluso años en abstinencia, esos cambios siguen presentes y pueden hacer que, ante un estímulo o desencadenante emocional, vuelva al comportamiento adictivo casi sin pensarlo. Por eso, más que juzgar, hay que comprender y apoyar.
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¿Cuánto tiempo dura una recaída?
La duración de una recaída en adicciones puede variar mucho de una persona a otra. Puede durar unas horas, unos días o incluso semanas. Lo importante no es tanto el tiempo que dure, sino cómo se maneja. Una intervención temprana y el reconocimiento rápido del problema pueden acortar significativamente el episodio y evitar que se convierta en una recaída prolongada o en una vuelta total al consumo habitual.
Hay personas que, al darse cuenta de su error, buscan ayuda de inmediato y retoman su proceso de recuperación. En cambio, otras pueden sentir tanta culpa o vergüenza que se hunden más en el consumo. Aquí es donde el entorno juega un papel clave: si se reacciona con comprensión y apoyo, en lugar de reproches, es más probable que la persona encuentre fuerzas para volver a levantarse.
¿Cuáles son las señales de recaída en adicciones?
Detectar una recaída en adicciones a tiempo puede marcar una gran diferencia. A menuda, antes de que se consuma nuevamente, hay señales claras que indican que algo no va bien.
Algunas de las señales más comunes son:
- Aislamiento social o alejamiento de la persona que apoyaban su recuperación.
- Cambios bruscos de humor o irritabilidad sin motivo aparente.
- Negación de emociones o rechazo a hablar sobre cómo se siente.
- Abandono de rutinas saludables como el ejercicio, terapia o grupos de apoyo.
- Mentiras o excusas frecuentes para justificar comportamientos sospechosos.
- Aumento del estrés, ansiedad o estados depresivos.
- Contacto con antiguos amigos o ambientes relacionados con el consumo.
Estar atento/a a estas señales puede ayudarte a actuar antes de que la recaída se materialice del todo.
¿Cómo tratar a un adicto cuando recae?
Cuando una persona está en proceso de recuperación recae, necesita apoyo emocional, comprensión y, sobre todo, una red de seguridad que le ayude a volver al camino. Aquí te dejamos algunas formas eficaces de actuar frente a una recaída en adicciones, con explicaciones que te ayudarán a ponerlas en práctica con más claridad.
Mantén la calma
Es natural que te invadan emociones intensas como el enojo, la tristeza o la frustración. Pero reaccionar con gritos, reproches o amenazas solo hará que la persona se cierre más en sí misma. Respira profundo antes de responder. Una actitud serena abre el espacio al diálogo y le transmite que, a pesar del error, estás ahí para ayudar, no para castigar.
Escucha sin juzgar
Escuchar de verdad significa dejar de lado tus opiniones por un momento y prestar atención a lo que la otra persona necesita decir. Evita frases como “¿otra vez lo hiciste?”, o “ya sabía que ibas a recaer”. En su lugar, haz preguntas abiertas: “¿Cómo te sientes?”, “¿qué pasó?”, “¿Qué necesitas ahora?”. Mostrar empatía genera un ambiente de confianza y apertura.
Refuerza lo positivo
Ayuda a recordar los logros hasta ahora. El hecho de que haya recaído no borra los avances que consiguió durante su recuperación. Recuérdale cómo superó obstáculos anteriores y que esta situación también puede ser temporal. El refuerzo positivo alimenta su motivación para volver a intentarlo y reduce la vergüenza que suele acompañar una recaída.
Sugiere ayuda profesional
La recaída es una señal clara de que algo en el proceso necesita ser reforzado o replanteado. No intentes manejar todo por tu cuenta. Anímale, sin presionarlo, a volver a terapia, contactar con su grupo de apoyo o considerar un programa intensivo si es necesario. Puedes decir algo como: “¿Te gustaría que te acompañe a la próxima sesión?” o “¿quieres que te ayude a buscar opciones?”. Tu actitud puede marcar la diferencia.
Evita la sobreprotección
Es natural querer cuidar a alguien que amas, pero no puedes ni debes hacer el trabajo por esa persona. Protegerle de las consecuencias de sus actos puede impedir que tome consciencia de la necesidad de volver a tratarse. Establece límites claros y saludables, cuidando también de tu propio bienestar físico y emocional. No se trata de abandonar, sino de acompañar sin anular.
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